lunes, 6 de abril de 2015

El arte de apostar

La costumbre del ser humano en jugarse sus ganancias en cuestiones o acontecimientos de toda clase se remonta a tiempos lejanos. Podríamos realizar una exhaustiva investigación o ir a las fuentes históricas para ver quién fue el primero en apostar algo de su propiedad para buscar su disfrute personal. Posiblemente todo empezó con una frase del estilo de: “A que no hay huevos de…”.


Con esta frase como pretexto el arte de apostar se expandió a campos como el deporte, el arte o el ámbito laboral. Tiempo después aparecieron los casinos. Lugares donde uno podía apostarse el sueldo de todo un mes en una tarde, y además, sin tener ningún tipo de complejo con ser reconocido al tratarse de recintos cerrados totalmente herméticos con respecto al mundo exterior. Visto el éxito que tuvieron los casinos desde un primer momento, el espectáculo estaba servido, los dueños dieron rienda suelta a su ingenio para organizar triquiñuelas (edificios sin ventanas, sin relojes, etc.) con el fin de robarle unos minutos más de su vida a cada cliente.

Una vez se ha levado a cabo una democratización de las nuevas tecnologías, casinos y casas de apuestas han encontrado en las redes sociales un altavoz perfecto. Por medio de la publicidad que ofrecen la mayoría de sitios web para poder llevar a cabo su actividad, las empresas dedicadas al juego o a las apuestas llegan a público de toda clase que redirigen a sus propias webs. A mi juicio es especialmente preocupante la capacidad de llegar hacia nosotros que tienen estas franquicias que hacen de algo que resulta adictivo para las personas. Estamos ante un tema controvertido que hace cómplices a las redes sociales. 

2 comentarios:

  1. Pues si que es cierto que nos bombardean todo el rato con publicidad sobre las apuestas y no comprendo cómo no está prohibido. Es un vicio más como el alcohol o el tabaco y crea una adicción, la ludopatía.
    PD: yo una vez gané mucho dinero apostando.

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  2. Un artículo muy interesante. Las apuestas deportivas entretienen y hacen amenos muchos de los partidos, pero pueden llegar a ser peligrosos por la ludopatía que puedan crear. De todos modos, jugando de forma razonable puedes pasar grandes ratos.

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