Me desespero, aun queda más de una hora pienso mientras miro
la hora que refleja la pantalla de mi Smartphone, ¿para qué llevo el reloj en
la muñeca? Me pregunto paralelamente mientras vuelvo a mirar el móvil con la
esperanza de que los minutos hayan pasado. Otro what’s app, otra llamada y yo sin poder contestarlo, no me queda
apenas batería, me frustro mientras intento distraerme haciendo que me interesa
algo de lo que el profesor está contando, por un momento consigo distraerme
pero de pronto me abordan 3 notificaciones de facebook, y de instagram, no puedo, tengo que mirarlas
y ¿si son importantes?. Sin darme cuenta ya ha pasado esa hora y yo no he
escuchado cuando es la fecha del examen, mierda otra vez, me repito mientras
cojo mis libros y salgo corriendo de clase, otro día más en el que no me he
enterado de nada, la próxima vez apagaré el móvil.
Decidme si soy la única que ha vivido esto, decidme si soy
la única que ha estado conectada a facebook,
what’s app, instagram o cualquier aplicación o red social durante horas sin
darse cuenta, decidme si soy la única que dice vale, miro esto y lo dejo y tres
horas más tarde ya tenía el récord en candy
crush, 5 grupos nuevos y 2 fotos nuevas subidas y etiquetadas. En ocasiones
me planteo si debería ir al médico, quizá tenga un problema pienso, pero luego
se me pasa cuando veo que mi problema es un mal extendido, como diría mi abuela
mal de muchos consuelo de tontos.
Somos una generación dominada y no dominada
por una máquina que como en las pelis futuristas nos enseñan, no, estamos
controlados por un rectángulo de no más de 12 cm, y lo peor es que es un
control que nosotros mismos nos ejercemos, porque a mí por lo menos mi teléfono
no me habla y me incita a usarlo soy yo solita la tonta que lo coge y
desconecta. Las nuevas tecnologías y las redes sociales nos han sumido en una
época de borregos, en una época de ovejas tontas y sin personalidad que van de aquí
para allá sin ver ni disfrutar nada, perdiéndonos la mayoría de los pequeños
grandes momentos por enterarnos que ocurre en el confín izquierdo del planeta.
Y lo que nos ocurrirá es que en el futuro seremos los tontos más enterados sobre cosas inútiles del mundo, y
seremos también aquellos que no hayamos visto como el chico o la chica de
enfrente nuestro nos miraba por estar pendientes de todo esto. A veces damos
prioridad a la cantidad de “likes” cibernéticos que a la cantidad de momentos
que dejamos pasar por estar en ese mundo tecnológico, porque eso es lo que
somos prisioneros de la red, prisioneros de un mundo que nos aleja de lo
humano.
Estoy de acuerdo contigo. Eso nos pasa a muchos y es lo que tiene estar más pendiente de lo que ocurre en la red de lo que estamos viviendo en ese momento.
ResponderEliminarEs la mejor manera de explicar en lo tontos que llegamos a ser. Cuando voy en bus o en tren y veo a alguien leyendo un libro (con sus hojas de papel) me sorprende y a la vez me gusta como alguien intenta evitar en los prisioneros que nos estamos transformando-
ResponderEliminarMuy buena reflexión. Me ha encantado.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAmén
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo!
ResponderEliminarCuanta razón! Nos hemos convertido en una panda de memos mentales que necesitan "conectarse" al mundo tecnológico para "desconectar" del mundo social...
ResponderEliminarCuanta razón! Nos hemos convertido en una panda de memos mentales que necesitan "conectarse" al mundo tecnológico para "desconectar" del mundo social...
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo!
ResponderEliminarMas pendientes del movil q de la vida!! Triste pero real!!!
ResponderEliminarY lo peor es que algun dia estos dispositivos seran parte de nuestro cuerpo...si , se esta investigando, que miedo
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